Estaba en el rincón de su habitación como siempre, y todo parecía normal, pero para el era todo diferente... lo había conseguido, había burlado todas las medidas, lo había pensado todo, y decían que estaba loco...
Ahora era el el que le podía decir a todos que se habían equivocado y que el al fin se hallaba frente a su tesoro, ese cuchillo que tenían en cocinas, vale ahora esa voz que se lo pedía cada vez era mas fuerte.
Con ese cuchillo saldría de allí, estaba seguro, confiaba en esa voz, ¿cómo no confiar? era el mismo, esa voz salía de el, y en quien iba a confiar en ese sitio que no fuera el... confía en mi le decía la voz, como asegurándose de que hiciera lo correcto.
Ahora con el cuchillo en el bolsillo ansiando sangre, se adelantaba a la voz, le diría mátalos a todos y sal de aquí. ¡Cuán equivocado estaba! La voz para su asombro decía: clávate el cuchillo, yo te sacare de aquí.. NO, no, no no podía ser, había confiado en esa voz siempre, siempre le había dado alegrías, pero ahora, ¿qué debía hacer?.. se aclaro por un momento, esa voz era mas él, que el mismo.
Hizo caso a la voz: "clávate el cuchillo, yo te sacare de aquí", lo hizo, rápidamente no hubo dolor, se sintió libre, era libre, y su sangre lentamente, cayendo en aquellas baldosas blancas, parecía gritar libertad y dibujar su victoria.
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