viernes, 9 de diciembre de 2011

NANA

Nana... el otro día supe que se llamaba así o al menos eso me dijo ella, siempre había llamado mi atención, pasaba en frente de ella y contemplaba con asombro como parecía tan feliz, en una situación como la que estaba... parecía desgreñada, poco aliñada por supuesto, su pelo más que pelo parecía un estropajo, su olor no sería el mejor, siempre llevaba su chaqueta su camiseta sus pantalones y su gorro, no tenía nada más, y sin embargo parecía feliz.

Intenté convencerme a mi mismo de que aquella persona probablemente sería optimista, fuerte, pero que no podía ser feliz, ¿cómo iba a ser feliz una persona que no tiene donde dormir, que come a duras penas y que no tiene mas que una sola muda?, y sin embargo estaba bastante equivocado.

Un día me sente a su lado, me miró y sonrió, le pregunte ¿eres feliz? y ella respondió como si me conociera de toda la vida: "SÍ", y entonces le dije.. ¿por qué? y ella argumentó lo siguiente:

La vida es demasiado bella como para torturarse con cosas sin importancia.

La miré a los ojos, le dirigí una amplia sonrisa y le dije, sí, eres feliz,entonces me levanté y la perdí entre la gente, no antes de que me contestara: por cierto, me llamo Nana.

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