Intenté convencerme a mi mismo de que aquella persona probablemente sería optimista, fuerte, pero que no podía ser feliz, ¿cómo iba a ser feliz una persona que no tiene donde dormir, que come a duras penas y que no tiene mas que una sola muda?, y sin embargo estaba bastante equivocado.
Un día me sente a su lado, me miró y sonrió, le pregunte ¿eres feliz? y ella respondió como si me conociera de toda la vida: "SÍ", y entonces le dije.. ¿por qué? y ella argumentó lo siguiente:
La vida es demasiado bella como para torturarse con cosas sin importancia.
La miré a los ojos, le dirigí una amplia sonrisa y le dije, sí, eres feliz,entonces me levanté y la perdí entre la gente, no antes de que me contestara: por cierto, me llamo Nana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario